Estás entrando en el que es sin dudas el jardín romántico por excelencia de Sevilla. Situado cerca del río y del puerto histórico de la ciudad, gran parte de los terrenos donde hoy se asienta el parque formaron parte originariamente de los jardines privados de la residencia ducal de los Montpensier en la ciudad, el actual Palacio de San Telmo, antigua escuela de pilotos y navegantes que fue adquirida por esta aristocrática familia a mediados del siglo XIX para establecer en ella su pequeña corte. Por este motivo encargaron a André Lecolant el diseño de un boscoso y romántico jardín, del cual aún se conservan grandes árboles en el parque como taxodium, ficus o plátanos de sombra, además de afortunados conjuntos como el de la Isleta de los Patos, con su exótico templete de estilo oriental donde se cuenta que María de las Mercedes y Alfonso XII confesaron su amor. Este mágico entorno se hace público cuando la última representante de los Montpensier, la infanta María Luisa, cede parte de sus terrenos a la ciudad en 1893. En honor a esta duquesa, el parque llevará su nombre. Sin embargo, a principios del siglo XX estos jardines serán remodelados por motivo de la Exposición Iberoamericana que se celebraría en Sevilla en 1929. Para adecuar estos jardines a los deseos de modernización que entonces se demandaban en la ciudad, se eligió a Jean-Claude Nicolas Forestier, quien, influenciado por las intervenciones de Olmsted en Nueva York o Boston, propugnaba una nueva visión pública de los jardines como incipientes estructuras ecológicas y auténticos condensadores sociales. Del encuentro del francés con esta ciudad del sur surgirá una síntesis única a partir de la cual se consolida el llamado “jardín sevillano”, caracterizado por la existencia de pequeños espacios íntimos, acuáticos, floreados y aromáticos al margen de las grandes perspectivas de los parques. De esta forma, influenciado por los vestigios románticos de origen andalusí que encuentra en la Alhambra y Generalife granadinos o en el Real Alcázar sevillano, junto a su bagaje y sensibilidad colorista -como demuestra el amor que sentía por el jardín de nenúfares de su amigo Monet en Giverny-, Forestier crea este parque como una suerte de diálogo sintético que calará hondo en el gusto de los sevillanos, quienes lo harán suyo a lo largo del tiempo agregando, durante e incluso después de la exposición, nuevos espacios como las plazas de España o de América de Aníbal Gonzalez, o glorietas y monumentos de desigual acierto. Se configura así un parque que, aunque moderno, no deja de ser romántico y del que se ha llegado a decir que se encuentra, curiosamente, integrado totalmente en la ciudad y, a su vez, recogido en sí mismo.
Créditos:
- Promueve: ICAS. Ayuntamiento de Sevilla.
- Ideación: Nomad Garden.
- Levantamiento e investigación botánica (2016): F.J.Pazos-García, MS.Mendoza-Muro, A.Bonilla-Eslava, personal jardinería Ayto. Sevilla.
- Investigación histórica: J.A.Romero, S.Rodríguez-Estévez.
- Imágenes e ilustraciones: sus autores.